lunes, 15 de enero de 2024

GII BAF "La constancia es fundamental en la danza, es un aprendizaje constante y yo sigo aprendiendo"

 

Creadora del espacio DET- Bailarina- Profesora- Directora de la compañía Giro. Nos cuenta en esta entrevista, sus comienzos, sus proyectos en la danza.


Fotografía-Gentileza Gii Baf
 D- Sos la creadora del Espacio Det,  como nace este proyecto? Cuales fueron, en el momento de crearlo, tus expectativas?

G- En un principio, Det nace en período de pandemia, en el 2020, fue donde todo empezaba a ser muy complicado especialmente para todos los que nos dedicamos a la danza, al movimiento o alguna actividad  física. Si bien, yo contaba con otros trabajos que también se hicieron difíciles continuar, como la escuela donde daba clases que había cerrado momentáneamente hasta que cerró definitivamente.

Surgió esta necesidad de sentirme en movimiento y en trabajo, en cierta manera también en ayudar a los otros a sentirse bien y a no dejar de bailar, en ese momento que fue tan difícil para todos. Comenzó también con clases gratuitas, que trabajaban  la auto confianza, el auto conocimiento, el propio movimiento, de hacer una búsqueda interna, algo que yo estaba haciendo y sigo haciendo. En ese momento uno buscaba expresarse de alguna manera, haciendo una torta, bailando, dibujando, ordenando la cosa, lo que fuera.

Empezó a surgir un poco el nombre DET  (Danza, Expresión, Training) esas son las siglas. Me pareció interesante ya que dentro de mi Instagram o de mis clases trabajo un poco de todo eso. Esos fueron los inicios.

 Con el tiempo empecé dando los talleres desde mis conocimientos, desde mi experiencia. Siempre tratando de ayudar a otros, en cosas que fui descubriendo sola, investigando de manera autodidacta y de compartirlo con los demás.

Las expectativas, no se cuales fueron realmente en un principio. Creo que expresarme yo también y encontrar una liberación. Esas clases después empezaron a ser pagas porque  realmente uno imparte lo que más puede de manera gratuita pero la danza es un trabajo, ser instructor, es un trabajo. Tuve que empezar a  cobrar. Las expectativas  de acá en más, no sé cuáles son, pero la idea es comenzar a definir un rumbo, definir un estilo, definir un objetivo que está en proceso de cambio.

D- Cuales cumpliste y hasta donde te gustaría que llegue  Det?

G- Que pregunta! (se ríe) Quizás estas ganas de armar talleres fueron metas que se fueron cumpliendo. Me gusta estar siempre actualizando o mejorando los talles y las clases, a veces siento que soy  un poco obsesiva con ese tema, pero me gusta que la información que esté sea la adecuada, que sirva, que esté verificada. Me gusta dar cosas de calidad y a veces uno hace con lo que puede, porque yo realmente empecé con lo que tenía a mano, como el celular y la cámara que tenía, con la luz de casa que no era la mejor, no tenía un espacio donde se vea como esos videos  que uno ve en YouTube, ese espacio blanco con la plantita en la esquina (se ríe). Uno hace con lo que tiene y esas es la manera de arrancar, porque si esperamos a tener todo como debería ser o como nosotros quisiéramos tener no arrancamos nunca esa es la realidad porque siempre hay algo que nos va a faltar, nunca vamos a estar completos. Arrancar de alguna manera y sentir confianza, seguridad, por eso también empecé a crear estos talleres que ayudan a crecer en la danza, tratando  de mirar hacia dentro de uno mismo y después ir hacia afuera, hacia el movimiento. Pero también hay un autoconocimiento que hay que hacer, una reflexión que si no la  haces no podes avanzar. Hay que preguntarse qué pasa y avanzar con es. Ahí fueron  surgieron y se fueron cumpliendo algunas pequeñas, no sé si metas, pero si objetivos. La meta  la vería más como  a largo plazo que aún no se pero sí están esas ganas de tener un espacio físico, que se concrete eso.

No sé bien cuál sería el rumbo concreto pero si con ganas de que la marca crezca. Que sea un lugar o espacio donde  la gente aprenda movimientos y a conocerse. De hecho Glow Dance, una de las formaciones que tengo en colaboración con otras profesoras habla un poco de eso, de conocerse de manera integral, se trabaja de manera interdisciplinar con otras  áreas, como la salud, la nutrición, la salud mental, el conocimiento del cuerpo. Estamos en un proceso de cambios, de conocimientos, a travesada por situaciones personales que a veces hacen que todo vaya en otro ritmo, que a veces no es el que uno quisiera. Soy persona y me atraviesan cosas que no siempre estamos igual o con las mismas ganas y eso influye en el trabajo.  Más allá de que es un emprendimiento trato de verlo como un trabajo, porque de hecho le dedico bastante tiempo. Uno va probando que funciona y que no.

D- Si vamos un poco para atrás. Cómo fueron tus primeros pasos en la danza.

G- Siempre me gustó bailar de chica, siempre es algo que hacía cuando estaban mi casa o cuando iba a  un cumpleaños me encantaba la parte que ponían música o mismo en los actos escolares era la primera que se prendía en todas.

Había empezado algunas cosas de chica, no mucho, porque a veces no se podía y más de adolescente empecé a tomar clases de Danza Jazz. Después, estuve mucho tiempo metida en la Danza Árabe que es algo que me encanta, no seguí profesionalmente, volví a retomarla en pandemia. Es algo que me gusta mucho, la música me lleva muchísimo pero también había algo en esa danza que no me estaba permitiendo, quizás, seguir avanzando en ella pero si estuve muchos años metida en el mundo árabe, es un mundo maravilloso porque también conocí muchas chicas que se convirtieron en amigas, que hoy sigo viendo, compañeras que por ahí no nos vemos pero les guardo mucho cariño, profesoras, lugares, lindos recuerdos de ir todos los días a danza que eso extraño un poco porque la vida más de adulto no te lo permite. Eran épocas muy lindas, ahí aprendí muchísimo porque empecé hacer Danza Clásica, que no hice de chiquita. Creo que empecé a los 21, volví a retomar Jazz, elongación, hacías varias cosas en simultaneo y ahí empecé a ver buenos resultados porque la constancia es fundamental en la danza, es un aprendizaje constante y yo sigo aprendiendo.

Después, empecé más específicamente en el mundo del Jazz, a rendir en el profesorado, cambie muchas veces de escuela porque empecé a buscar algo que diga: sí, esto es lo que realmente yo quiero tengo que ir buscando lugares donde se vuelva más profesional. Pasé por el ICA (Instituto Coreográfico Argentino) , tuve que retroceder muchas veces, ahora viéndolo no es un retroceso sino que a veces es necesario volver hacer niveles que uno ya hizo para reforzar, para nivelarte donde estas. En simultáneo tenía intenciones de ingresar en la escuela Nelly Ramicone (Escuela Superior de Educación Artística en  Danza) o al UNA (Universidad Nacional de las Ates), estaba muy metida en ingresar a Danza clásica, algunas cuestiones me llevaron a otro lado y empecé averiguar la carrera de expresión corporal en la UNA. A todo esto yo ya daba clases a niños en las escuelas de danza, clases de Pilates que había estudiado también, luego tuve más experiencia en clases con adultos. Como siempre en la búsqueda, como un poco inquieta, en el medio también pasaron otras carreras (Se ríe) como por ejemplo diseño gráfico que es algo que me ayuda en el día a día, porque teniendo ese ojo crítico  me ayuda a darle ese toque personal a las cosas porque me gusta mezclar las artes. Con el dibujo me pasa lo mismo.

Cuando empecé en la UNA, que hice el curso de ingreso, también fue un mundo nuevo meterme en una institución que tiene otro manejo. Tiene un manejo muy diferente a lo que es una escuela de danza privada. Auto gestionarte vos en un montón de cosas, los horarios complejos, adecuarse con el trabajo, ver si te gusta porque tuve momentos en querer dejarla porque era muy diferente a lo que es algo más académico porque la expresión corporal, también va por otro lados, aunque tiene su técnica. Fue también empezar ondear en otros lenguajes que no eran los habituales. Sigo en proceso de estudio, ya finalizando estos procesos. Cuesta mucho cuando uno está en los tramos finales porque ya uno viene un poco cansado con algunas cosas que se van incorporando en la vida, otros trabajos, otros problemas, cansancio también porque ser estudiante demanda mucho. Siguiendo y aprendiendo. Tratando de finalizar estos procesos que yo sé que no van a culminar acá porque tengo esta personalidad inquieta y siempre estoy tratando de actualizarme, estudiar, moverme. Actualmente estamos en este período de verano que empiezan a cerrar las escuelas y yo sigo entrenándome, poniéndome mis horarios y tratando de no perder lo que uno consiguió durante el año. Ahora estoy más metida en el mundo del jazz, de la expresión corporal, del entrenamiento de Pilates, de la danza clásica,  como que ando reencontrándome con ciertas partes de mi cuerpo para poder lograr cierta seguridad y mejorar como en la fuerza y el equilibrio.

D- Guau, Una Gii muy movida e inquieta.  El arte siempre estuvo en tu vida? Ya sea bailando o dibujando, sentís que todo se comunica?

G- Y creo que si, en cierta manera siempre todo lo que uno hace tiene un punto de relación. Desde chica estuve ligada al arte de alguna manera, de chica me gustaba dibujar y le dedicaba mucho tiempo a eso y también me gustaba bailar, entonces eran las dos cosas que siempre tenía en claro que más me gustaban hacer. Después al estudiar diseño fui como uniendo eso,  de cierta forma, y aunque no haya terminado de estudiar esa carrera  todo se va entramando  y hoy trato de ser creativa en otros aspectos. Porque la creatividad no solo está en el arte, si bien para mi es una fuente de inspiración la creatividad la podemos encontrar en cualquier cosa que hagamos. Pero sí me considero  una persona que está ligada al arte.

D- Dijiste  que “La constancia es fundamental en la danza” Ese sería un consejo para alguien que quiera arrancar en este mundo de la danza?

G- La constancia, creo, que es la clave para todo lo que uno quiera emprender, realizar o estudiar. Hace unos 3 o 4 años que empecé a reflexionar sobre esas cuestiones que sentía que no me estaban permitiendo avanzar a mí. Cuales eran esos factores que no me permitían avanzar y sí, si bien siempre fui constante con las cosas que hacía, también, empecé a sentir que no llegaba más a esos objetivos. Pero hay que reparar en que hay cosas que son a largo plazo y otras a corto. Para mi  es hacer todos los días algo por uno mismo, por ese objetivo, que a veces uno piensa que no llega y todos esos pasos hacen al poder llegar. Se va construyendo en el día a día.

La confianza también, creo que es fundamental, trabajar en la auto confianza, que es algo súper difícil, todo el  tiempo estamos inversos en un mundo de comparación. Las  nuevas tecnologías como las redes sociales tampoco ayudan a generar esos valores. Todo el tiempo vemos la vida del otro como si fuera perfecta y exitosa, y no sabemos lo que paso atrás o si realmente es una parte de su vida, uno no suele mostrar sus peores momentos. Entonces trabajar en eso, la no comparación con el otro, en poder  apreciar el proceso individual, saber que tenemos una historia propia y única que siempre va hacer diferente al otro. Y las experiencias que vivimos son las que nos forman como personas, las buenas y no tan buenas. Pero es súper importante trabajar en la auto confianza con una terapia, con lo que sea que nos haga bien, como meditando que es algo que yo, por ejemplo, empecé hacer hace un tiempo. Con lo que sea que a vos te haga bien, trabajar en tus propios valores, en tus fortalezas, en tus debilidades. Eso no es un consejo solo para alguien que recién está empezando sino también para alguien que ya está inverso en la danza porque a veces uno se pierde o no repara  en esto que en realidad es súper importante para después poder trabajar. Siempre de adentro hacia afuera. La mayoría de los lugares donde uno estudia danza tampoco se hace hincapié en estas cuestiones que, creo, son fundamentales porque trabajamos expresándonos con nuestro cuerpo y no somos dos sustancias separadas. No va el cuerpo por un lado y la mente por otro, aunque a veces sí. Pero es trabajar en conjunto, estaría buenísimo que estas cuestiones sean mucho más habladas y también más trabajadas.

D- 3 momentos que recuerdes o que te marcaron arriba del escenario.

G-  Es un poco difícil, para mí, 3 momentos porque hay tantos momentos. Recuerdo uno que tuve un pequeño incidente (Se ríe) cuando bailaba clásico y en la 1er parte  usábamos media punta y después se iban los grupos atrás del escenario, se sacaban las  media punta y se ponían las puntas. En ese trayecto me tropiezo con algo que habían dejado atrás del escenario, me golpeo el pie, como pude me saque las media puntas y me puse las puntas, tenía que llegar a una diagonal y llegue tarde pero llegue. Llegue como acá no pasó nada y arranque, fue muy estresante pero legue como para la parte que todas teníamos que bailar. Ese es uno que me acuerdo porque fue un momento feo (Se ríe).

Fotografía-Gentileza Gii Baf
Pero después hay flashes de momentos, de pequeños disfrutes,  porque a veces estás tan pendiente de recordar una coreografía, del espacio compartido, del vestuario, que a veces no disfrutas la totalidad del cuadro sino que pequeños flashes. Así que nada, tengo momentos de haber bailado sola o en grupo. También, recuerdo bajar del escenario y pensar en que me había equivocado. Los nervios a veces nos juegan en contra pero esta bueno hacer un pequeño balance que no sea negativo, sino decir que bueno esto y no tirarse palos, más allá de que a veces no salen de la mejor manera, pero siempre es dar lo mejor de uno en ese momento y disfrutar porque ya cuando estás ahí ya no hay nada que corregir, es disfrutar y entregarse al momento.

D- Una frase que te identifique en la danza (que no sea “No puedo, tengo ensayo”)

G- En primer lugar esa frase la veo tanto y tan quemada en todos lados que ya le tengo bronca (Se ríe). La verdad que no me identifico, sí me ha pasado de no poder ir a determinado  lugar por tener que ensayar pero todo el tiempo repiten esa frase como si fuese la única y como que el bailarín no tuviese vida por ensayar. Como que lo asocio a eso y no me gusta.

Yo suelo usar una frase, que de hecho no recuerdo bien pero sé que es de algún bailarín o coreógrafo, que leí “Nada cambia sin movimiento”. Suelo utilizar esa frase porque  me identifica porque realmente nada va a cambiar si no te moves de donde estas, si no haces  un cambio, si te quedas en la zona de confort, nada va a cambiar. Si no salís de donde estas nada se va a mover, va a quedar todo estático. El movimiento genera acción y por eso me gusta. Me parece adecuada no solo para la danza si no para la vida también. Cualquier cosa que quieras hacer. Tiene que ver no solo con el movimiento físico si no también energético. Todo tiene que moverse. Me gusta pensarlo de otra manera más holística.

D- Sé que armaste una compañía, junto a Romina Lorenzale, llamada GIRO. Algo que nos puedas adelantar o contar sobre este proyecto.

G- Hace tiempo venia pensando en ser parte de algún grupo o compañía. Me  habían invitado en una oportunidad, justamente Romina, y no había podido porque se me complica los horarios.

Entonces, hablando con ella que siempre nos surgen ideas, ella es compañera de la facultad,  estamos generando una linda amistad.  Siempre teníamos esta intención de armar algo juntas y ya ella había formado parte de mi programa de formación de bailarines.

 Se nos ocurrió de ir armando nuestra propia compañía independiente, así como muy de abajo, con mucho esfuerzo y con ganas. Y que esto pueda convertirse en obra subsidiada por algún organismo, justo ahora medio complicado, pero  cada cosa a su tiempo.

 Empezamos tirando ideas, viendo para que lado queríamos ir. Tuvimos varias charlas para ver estos temas hasta que empezamos a definirnos con un nombre que es GIRO Cia.de  Danza  y tiene que ver con algo que no voy a spoilear (se ríe) si quieren saber más pueden entrar al Instagram. Hace poco armamos una convocatoria para bailarines, recibimos varias respuestas. Ya la cerramos y ya tenemos dos nuevas integrantes. Pero atentos porque más adelante abriremos una nueva.

Ahora, tenemos que ver como funcionamos como grupo haciendo primeras reuniones y empezar a accionar, movernos, con ideas que fomentamos con Romina, que de cierta manera somos las directoras, las que vamos a plantear las ideas, las que vamos a generar que esto se pueda llevar a algo más profesional. Tener presentaciones, que nos convoquen o nosotras mismas nos convoquemos. Es un pequeño proyecto que está en crecimiento, vamos a ver que nos depara el año.

D- Muchas gracias Gii por este tiempo que te tomaste y poder compartirnos tus experiencias.

G- Gracias  a vos, por hacerme esta pequeña entrevista porque es algo importante para mí.


Fotografía-Gentileza Gii Baf




Luz Palacio: "Cada vez que bailo es una liberación, me trasformo en otra persona "

 

La Danza árabe nos lleve a viajar en un mundo hermoso de música, sentimientos, esta es la historia de la Bailarina Luz Palacio. 

Empecé desde muy chica bailando danza clásica, cuando tenía 7 años,  hice pocos meses. Tengo el recuerdo que comencé primero porque mis compañeras del colegio iban a danza, en un Centro Cultural de Olivos. Ahora le dicen Iniciación a la danza pero en ese momento era Danza clásica o Ballet. Hacíamos exclusivamente puntas y barra, teníamos una profesora que era muy grande y usamos malla y tu tu.

Después como todas mis compañeras dejaron, yo también deje de ir.  Empecé a crecer, y yo era muy chiquita y como todo proceso de crecimiento me sentí acomplejada por mi cuerpo. Empecé hacer mucho deporte como hándbol y vóley hasta los 15 años. Pero a mí me gustaba bailar, siempre, en mi casa armaba coreografías de los backstreet boys,  Cristina Aguilera, Britney Spears, todo lo que era pop. Siempre lo hacía todo en mi casa porque me daba vergüenza, por ahí les mostraba a algunas amigas.

Cuando empiezo a trabajar a los 15 en una peluquería. A los 17 maso menos,  con mis compañeros de trabajo queríamos hacer algo porque estamos todo el día ahí y encontramos un lugar de salsa que daban clases, Azúcar Bailable, empezamos a ir una vez por semana en lo que es Salsa casino. La verdad que me encanto porque era muy divertido, los profesores muy copados, un ambiente muy copado, aprendí bastante llegue hasta nivel 3, fui todo un año. No hice ninguna presentación porque lo hacía más para aprender porque me gustaba bailarla pero no sé si para hacer un show.

Me gustaba el reguetón también pero nunca me animaba a bailarlo porque el complejo del cuerpo, de ser grandota, voluptuosa, no me animaba.

Decido irme  a vivir a Mendoza y mi cuñada,  de ese momento, empieza Danzas Árabe en una escuela que era en la casa de la profe, pero tenía su estudio chiquito. Ella  me dice que vaya, ya estaban preparando la muestra de fin de año.  Fui, las mire y me gustaba. Me gustaban los movimientos porque yo me hacía la Shakira, tenía facilidad de disociación.

La profe me dice venite a una clase y proba.  Mi facilidad  de copiar los pasos me aprendí rápido una de las coreografías, me faltaba técnica, y la profesora quedó fascinada de que tenía alguien más y me dijo bailas en la muestra.  Me animé e hice mi primer show. Lo hacía en un club, en mi pueblo de Mendoza, en Junín en Barriales.  Me hice mi traje, yo encima no trabaja, vivía con mi pareja y su familia me ayudo, desarme mi vestido de 15, con la pollera me hice mi primer pollera de árabe con tajos y me forré una faja y un corpiño que llene de lentejuelas y canutillos. Todavía los tengo. Que lo miro y digo mira lo que tenía puesto y veo los trajes que usé después, y nada que ver. Baile como cuatro temas. Quedé fascinada porque me encantaba. Después de eso viene la vendimia y empiezan los shows y festivales. Como ella también era profesora de folclore la llamaban para que vayan con sus alumnas. Así que, hice como seis presentaciones más. Fue impresionante. Bailamos también una coreografía con abanicos de pluma un tema de Mario Kirlis.

Hicimos competencia y muestras para otras galas. Ahí si pise mi primer teatro que fue el Teatro Maipú, en Mendoza. Hermoso lugar, también, en el Teatro Rivadavia, en la coronación de la Reina  departamental de la vendimia.  Después de ahí, me volví a Buenos Aires. Y me quedé con esas ganas de seguir, mi profesora me decía que no abandone, que tenía futuro. Y cuando llegué acá, busqué algo tranquilo, porque no me daba para ir a las grandes escuelas. Todavía no conocía el mundo Belly, no tenía idea. Buscando en el cyber de mi casa, justo veo una propaganda de una escuela. La profesora de ahí me dijo que vaya a probar. Yo me creía que ya estaba para dar clases y cuando llego, entre a primer año del profesorado arañando, no tenía ni idea realmente lo que era. Porque solo sabía bailar coreografía y acá venía aprender, a saber la técnica.  Me mostraban como se hacían los movimientos.

Fotografia-Gentileza Luz Palacio

Estuve los 6 años de profesorado, donde aprendí muchísimo, todo lo que pude absorber de ella lo pude tomar. También era una profe muy copada en el sentido de que no nos impedía tomar clases con otras personas. Al contrario, nos obligaba ir a seminarios, mastreclass, todo lo que había importante. Ahí empecé a conocer a bailarinas, profesores, músicos, mucha música, todo el ambiente.  Al segundo año, empiezo a integrar el Ballet de la Academia, entonces todos los años eran bailar seis coreografías, todos con vestuarios distintos, En Teatros hermosos, en el San Martín, en la Cova, en Saavedra. Seis años de mucho aprendizaje. Baile con Mario Kirlis en un evento, con la banda en vivo.  Tuvimos grandes profes de ritmología. Siempre dedicándome al Árabe. En cuarto año, empecé a dar clases a las chicas de los primeros años, la profe se enfermó entonces la ayudaba bastante con las clases. Eso me gustaba, mi frase en ese momento era “No puedo tengo ensayo”. Me perfeccionaba lo más que podía, escuchaba la música. Rendí hasta cuarto año del profesorado, por un tema de salud de la profesora. Me quedo eso pendiente, terminar el profesorado.

Después de estos años, decido irme porque sentía que hasta ahí llego mi aprendizaje con esa profesora. Ya estábamos como a la par. Dejo la Danza Árabe y me meto en contemporáneo que también me fascinaba  pero que no me animaba hacer. Estuve un par de mesas, aprendí unos movimientos, muy difícil pero lo intente y deje. Estuve varios años parada, por temas laborales, tiempos.

Cada vez que bailo es una liberación, me trasformo en otra persona. Tengo que aprender a expresarme más y darme mi lugar. Sigo aprendiendo, sigo escuchando la música, practicando en casa.

Después de tener a mi nena, a los dos meses,  me mete en otra academia de árabe, y me sentí más preparada para bailar e irme más  al Bellydance, porque yo lo que hacía era más de oriental, más egipcia, así que fui más al estilizado, que me encantó también. Pude ahí hacer mi última muestra, que fue en el 2021, muy lindo todo.

Lo que me llama más la atención de esta danza es la conexión  de la música con la bailarina, cada sonido se puede bailar, los movimientos. La conexión del músico con la bailarina. Se puede transmitir mucho.

Si dios quiere, este año volveré otra vez para terminar mi profesorado.

Fotografia-Gentileza Luz Palacio



viernes, 5 de enero de 2024

VIVIR EN LA DANZA O DANZAR EN LA VIDA

 

La danza, como arte de movimiento, siempre fue un lugar de lucha.

Históricamente ha buscado encontrar su lugar dentro de las artes. Descubrir qué es lo que la separa del resto, con qué se la identifica y cuál es su médium expresivo, ha sido un largo y arduo camino recorrido para que hoy se la reconozca como un lenguaje artístico más.

Y no basta con nombrar esto, sino que dentro de la misma danza, donde actualmente hay miles de lenguajes/disciplinas de movimientos, se atravesó por desafíos, rupturas, investigaciones, y creaciones de estilos distintos, que al principio buscaban definirse alguno como propiamente danza. Como si todos aquellos que no encontrarán lugar en determinadas definiciones establecidas no lo fueran. Como si la danza le perteneciera a algún solo tipo de forma, estética o código.

Si bien al día de hoy ninguno de estos dos puntos nombrados siguen en discusión o debate, fueron un boom dentro de los contextos históricos, sociales, culturales y políticos que dieron paso a lo que hoy en día se considera como danza, al menos desde la mirada occidental, y sabiéndose actualmente, que todos los estilos de danzas son admirables, destacados, válidos y maravillosos, sin importar si son danzas con estéticas particulares o danzas libres que solo se dejan ser.

Ahora bien, como dijimos antes siempre la danza fue motivo de discusión, de reflexión, de dudas y de inagotable lucha, y hoy en día se escuchan muchas dudas, tanto en el medio profesional artístico como por fuera, sobre qué lugar ocupa la danza en nuestra sociedad occidental, y sobre todo en nuestro país Argentina. Y a raíz de eso, surge una pregunta que resuena entre pasillos de salones, en las redes, en mensajes entre estudiantes, en consultas que le llegan a docentes, etc., y es, si se puede vivir de la danza hoy en día.

Creo que surge este interrogante porque por años hemos creído que la danza es sinónimo de bailarín, y como mucho, de docente o coreógrafo. Siempre se ha escuchado que si no pudiste llegar a concretarte como un bailarín profesional, entonces no quedaba más que dedicarte a enseñar o ser, si tenías la suerte, coreógrafo o director. Ya siendo estas últimas, palabras mayores.

En lo que a mí respecta, y a lo largo de mi historia personal, profesional y por experiencia misma, puedo afirmar que sí se puede vivir de la danza. Y que danza no es sinónimo de ninguna profesión en particular que por momentos pareciera excluyente para algunos, inalcanzable para otros o bendecida para pocos.

El mundo cambia constantemente. Es dinámico. Se construye, se des construye y vuelve a construirse. Y las artes no escapan a ser atravesadas por esta vorágine.

La danza misma se ve afectada, en el buen sentido lo digo, al ver que su lugar de acción es mucho más amplio de lo que era antes.

Quizás aquellos que se dedican o nos dedicamos a estudiar danzas y queremos profesionalizarnos en la misma, debemos abrir el panorama o la visión que se tiene sobre dicho arte, para encontrarle la vuelta.

Ser un trabajador de la danza, es más abarcativo que años atrás, y lo bueno es que al día de hoy se pueden combinar especialidades miles con la danza. Cosa que antes era impensado.

Vemos que hay preparadores físicos que se especializan en distintas técnicas de danzas y que en base a ello, preparan al cuerpo de los bailarines no solo para mejorar la técnica en sí, sino para garantizar un aprendizaje más consciente sobre el cuerpo, siendo este su instrumento de trabajo, previniendo lesiones dentro de la carrera.

Hay profesionales de salud de distintas áreas, que han sido bailarines o docentes, pero también se formaron en ciencias de la salud para poder así tener una atención más correcta con aquellos que bailamos y garantizar un cuidado corporal más idóneo.

Cada vez más se forman cooperativas de trabajadores de la danza, que gestionan festivales, generan encuentros entre artistas, que producen obras para que el arte llegue a todos lados y no solo a algunos pocos, que colaboran financiando proyectos, etc.

Hay docentes que abren espacios culturales para que la danza pueda estar presente en ferias, eventos, etc.

Bailarines que son actualmente community manager, y que con la experiencia que tienen, ayudan a colegas a gestionar sus redes para que así tengan un alcance mucho mayor, que puedan ofrecer sus servicios de clases, seminarios, talleres. O que los guían en cómo hacer crecer sus proyectos artísticos con la utilización correcta de publicidad digital.

Hay clases que exceden las paredes de las aulas que conocemos y se siguen sosteniendo en formato virtual. Desde lo sincrónico, desde lo asincrónico, desde cursos cortos o formaciones largas.

Artistas que se dedican al periodismo en la danza y con ello informan, crean espacios de interés cultural, permitiendo que distintos mensajes y contenidos, lleguen a más personas. Y creo que puedo detallar miles más.

La hibridación es impresionante actualmente, y maravillosa. Nos permitió, como artistas que somos, encontrarle la vuelta para que nuestros espacios de trabajos, nuestros campos de acción vayan más allá de lo que pensábamos.

Ya no somos solo bailarines, coreógrafos y docentes. Somos ARTISTAS (exaltación propia), artistas de movimiento. Y creo que por eso es que sabemos adaptarnos, seguir el movimiento de la vida misma. Sabemos resolver, ser creativos, ir por más. No estamos quietos. La danza corre por dentro de nosotros, y eso es lo que nos permite encontrarnos como danzantes en todas las áreas que queramos.

Así que cuando a tu cabeza la pregunta de si se puede vivir de la danza venga, sabes que
, es la respuesta.

Te invito a que pruebes y no te quedes en tu zona de confort. Encontrarás grandes cosas en todo lo que la danza pueda estar.

Gracias!

 Romina Lorenzale

Profesora de Arte en Danzas y Lic. En Composición Coreográfica.

Fotografia-Gentileza Romina Lorenzale

martes, 2 de enero de 2024

“Bailar hace que me sienta en mi mundo y me olvide de todo”

 

Mariel Filipini, Bailarina de Tango, mamá y soñadora. Esta es su historia


El primer recuerdo que se me viene a la cabeza de pequeña, de 4 o 5 años,  es un dibujo  que hice donde yo estaba junto a Julio Bocca con un cartel de teatro (con nuestros nombres). En ese momento él bailaba con Eleonora Cassano, y yo soñaba con ser bailarina clásica y poder bailar juntos.

Había hablado con mi mamá para poder bailar, y con los miedos de ser madre primeriza, más el comentario del  pediatra;  que a las bailarinas se le deforman los pies, los dedos.  No tomé ninguna clase. Y quedó ese sueño ahí.

Con el tiempo llegaron los festivales del colegio, que se hacían a fin de año en primaria, los cuales esperaba con muchas ansias porque me lo tomaba muy en serio, pero también era muy tímida, y no me animaba a largarme de lleno con eso. Ya que pensaba mucho en los estudios o en tener una carrera universitaria.  Además, en la familia no había nadie que haya estudiado algo referido al arte y no sabía que podría tener una carrera con la danza.

Ya de grande, a los 18 años tomé clases de salsa y ritmos latinos, pero me pasaba que de chica siempre me llamo la atención los bailarines de tango, no solo por su música, sino como se movían, su rapidez, sus pasos. No podía entender como hacían esos movimientos.  Mi abuela sabía bailar tango y le decía que me enseñe pero nunca me enseño.

Hasta que un día me animé a tomar mis primeras clases de tango, en  un centro cultural donde había mucha gente, incluso algunos iban con sus parejas y a veces se dificultaba bailar con todos.  Sentí que ahí ya había avanzado bastante y necesitaba más. Además,  había pocos hombres para ensayar, algunos no avanzaban y se hacía difícil,  porque el tango es un baile en pareja, de mucha comunicación y no se entendía a veces que te querían marcar.  Por esto y por motivos personales,  de pareja y de celos, termine dejando. No busque otros lugares para poder seguir.

 Pasaron varios años, me separé y lo primero que hice fue volver a tomar clases de tango en un estudio de danza, que me recomendó una amiga.  Fui muy feliz porque hice lo que realmente me gustaba. También ahí tomé clases de Danza Jazz para perfeccionar la técnica y poder implementarla en  tango. Me encantaba estar ahí.

Después de 4 años ahí, tomé la decisión de hacer la carrera de Instructorado de Tango que hice 2 años y me quedó uno pendiente. El segundo año lo hice embarazada de mi primera nena Martina, y después por cuestiones de tiempo, de trabajo, de dedicación a la maternidad deje un poco de lado la danza. A los años retomé con unas clases de clásico de técnica de barra pero lo hice 1 año porque quedé nuevamente embarazada  y luego llego la pandemia Y  ya no seguí.

El año pasado retomé con las clases de tango. Pero ya no sigo bailando. Sí,  hoy comparto la pasión de bailar con mis hijas en casa.



Fotografía- Gentileza Mariel Filipini


IRIS : El increíble video danza de Giro, compañía de Danza

Giro la compañía de danza estrenó  su primer obra IRIS, en formato streaming, el sábado pasado. Giselle Barone y Romina Lorenzale, Directora...