La Danza árabe nos lleve a viajar en un mundo hermoso de música, sentimientos, esta es la historia de la Bailarina Luz Palacio.
Empecé desde muy chica bailando danza clásica, cuando tenía
7 años, hice pocos meses. Tengo el
recuerdo que comencé primero porque mis compañeras del colegio iban a danza, en
un Centro Cultural de Olivos. Ahora le dicen Iniciación a la danza pero en ese
momento era Danza clásica o Ballet. Hacíamos exclusivamente puntas y barra,
teníamos una profesora que era muy grande y usamos malla y tu tu.
Después como todas mis compañeras dejaron, yo también deje
de ir. Empecé a crecer, y yo era muy
chiquita y como todo proceso de crecimiento me sentí acomplejada por mi
cuerpo. Empecé hacer mucho deporte como hándbol y vóley hasta los 15 años. Pero
a mí me gustaba bailar, siempre, en mi casa armaba coreografías de los backstreet
boys, Cristina Aguilera, Britney Spears,
todo lo que era pop. Siempre lo hacía todo en mi casa porque me daba vergüenza,
por ahí les mostraba a algunas amigas.
Cuando empiezo a trabajar a los 15 en una peluquería. A los
17 maso menos, con mis compañeros de
trabajo queríamos hacer algo porque estamos todo el día ahí y encontramos un
lugar de salsa que daban clases, Azúcar
Bailable, empezamos a ir una vez por semana en lo que es Salsa casino.
La verdad que me encanto porque era muy divertido, los profesores muy copados,
un ambiente muy copado, aprendí bastante llegue hasta nivel 3, fui todo un año.
No hice ninguna presentación porque lo hacía más para aprender porque me gustaba
bailarla pero no sé si para hacer un show.
Me gustaba el reguetón también pero nunca me animaba a
bailarlo porque el complejo del cuerpo, de ser grandota, voluptuosa, no me
animaba.
Decido irme a vivir a
Mendoza y mi cuñada, de ese momento,
empieza Danzas Árabe en una escuela que era en la casa de la profe, pero tenía
su estudio chiquito. Ella me dice que
vaya, ya estaban preparando la muestra de fin de año. Fui, las mire y me gustaba. Me gustaban los
movimientos porque yo me hacía la Shakira, tenía facilidad de disociación.
La profe me dice venite a una clase y proba. Mi facilidad
de copiar los pasos me aprendí rápido una de las coreografías, me
faltaba técnica, y la profesora quedó fascinada de que tenía alguien más y me
dijo bailas en la muestra. Me animé e
hice mi primer show. Lo hacía en un club, en mi pueblo de Mendoza, en Junín en
Barriales. Me hice mi traje, yo encima
no trabaja, vivía con mi pareja y su familia me ayudo, desarme mi vestido de
15, con la pollera me hice mi primer pollera de árabe con tajos y me forré una
faja y un corpiño que llene de lentejuelas y canutillos. Todavía los tengo. Que
lo miro y digo mira lo que tenía puesto y veo los trajes que usé después, y
nada que ver. Baile como cuatro temas. Quedé fascinada porque me encantaba.
Después de eso viene la vendimia y empiezan los shows y festivales. Como ella
también era profesora de folclore la llamaban para que vayan con sus alumnas.
Así que, hice como seis presentaciones más. Fue impresionante. Bailamos también
una coreografía con abanicos de pluma un tema de Mario Kirlis.
Hicimos competencia y muestras para otras galas. Ahí si pise
mi primer teatro que fue el Teatro Maipú, en Mendoza. Hermoso lugar, también,
en el Teatro Rivadavia, en la coronación de la Reina departamental de la vendimia. Después de ahí, me volví a Buenos Aires. Y me
quedé con esas ganas de seguir, mi profesora me decía que no abandone, que
tenía futuro. Y cuando llegué acá, busqué algo tranquilo, porque no me daba
para ir a las grandes escuelas. Todavía no conocía el mundo Belly, no tenía
idea. Buscando en el cyber de mi casa, justo veo una propaganda de una escuela.
La profesora de ahí me dijo que vaya a probar. Yo me creía que ya estaba para
dar clases y cuando llego, entre a primer año del profesorado arañando, no
tenía ni idea realmente lo que era. Porque solo sabía bailar coreografía y acá
venía aprender, a saber la técnica. Me
mostraban como se hacían los movimientos.
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Estuve los 6 años de profesorado, donde aprendí muchísimo,
todo lo que pude absorber de ella lo pude tomar. También era una profe muy
copada en el sentido de que no nos impedía tomar clases con otras personas. Al
contrario, nos obligaba ir a seminarios, mastreclass, todo lo que había
importante. Ahí empecé a conocer a bailarinas, profesores, músicos, mucha
música, todo el ambiente. Al segundo
año, empiezo a integrar el Ballet de la Academia, entonces todos los años eran
bailar seis coreografías, todos con vestuarios distintos, En Teatros hermosos,
en el San Martín, en la Cova, en Saavedra. Seis años de mucho aprendizaje.
Baile con Mario Kirlis en un evento, con la banda en vivo. Tuvimos grandes profes de ritmología. Siempre
dedicándome al Árabe. En cuarto año, empecé a dar clases a las chicas de los
primeros años, la profe se enfermó entonces la ayudaba bastante con las clases.
Eso me gustaba, mi frase en ese momento era “No puedo tengo ensayo”. Me
perfeccionaba lo más que podía, escuchaba la música. Rendí hasta cuarto año del
profesorado, por un tema de salud de la profesora. Me quedo eso pendiente,
terminar el profesorado.
Después de estos años, decido irme porque sentía que hasta
ahí llego mi aprendizaje con esa profesora. Ya estábamos como a la par. Dejo la
Danza Árabe y me meto en contemporáneo que también me fascinaba pero que no me animaba hacer. Estuve un par
de mesas, aprendí unos movimientos, muy difícil pero lo intente y deje. Estuve
varios años parada, por temas laborales, tiempos.
Cada vez que bailo es una liberación, me trasformo en otra
persona. Tengo que aprender a expresarme más y darme mi lugar. Sigo aprendiendo,
sigo escuchando la música, practicando en casa.
Después de tener a mi nena, a los dos meses, me mete en otra academia de árabe, y me sentí
más preparada para bailar e irme más al
Bellydance, porque yo lo que hacía era más de oriental, más egipcia, así que fui
más al estilizado, que me encantó también. Pude ahí hacer mi última muestra,
que fue en el 2021, muy lindo todo.
Lo que me llama más la atención de esta danza es la conexión
de la música con la bailarina, cada
sonido se puede bailar, los movimientos. La conexión del músico con la bailarina.
Se puede transmitir mucho.
Si dios quiere, este año volveré otra vez para terminar mi
profesorado.
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